Educar las emociones
agosto 9, 2020Una mirada distinta al déficit atencional
agosto 9, 2020
Desde hace ya un tiempo en Chile se han dado procesos de inmigración de personas cuyas
nacionalidades son distintas a las que estábamos acostumbrados, nos referimos a personas de
países como República Dominicana, haitianos, colombianos etc. Esto ha significado que en las
escuelas cada vez más se han ido incorporando niños y niñas de diferentes lugares, al pensar en
esto nos hacemos la pregunta si nuestras escuelas se encontraran preparadas para incluir esta
diversidad en sus sistemas. En un país en el que la inclusión de niños con necesidades educativas
especiales y con capacidades distintas, ha sido tan difícil y lenta, resulta legitimo pensar que la
inclusión de niños inmigrantes resulte aún más compleja.
En el año 2004 UNICEF realizó un estudio el que arrojo que un 46% de los niños chilenos pensaba
que existían nacionalidades inferiores a la nuestra, un estudio realizado por Ailyn Vergara en 2015,
cuyo objeto fue la situación de los niños inmigrantes en la ciudad de Santiago de Chile, arrojo que
cada día se torna más necesario hacer una verdadera inclusión de los niños a la escuela ya que
según los datos, esta institución se transforma para los niños y niñas inmigrantes en la principal
fuente de discriminación y de bullying.
Ante esta realidad es urgente reflexionar en torno a las medidas que debemos tomar para
disminuir los prejuicios y evitar la discriminación y sufrimiento de estos niños.
Desde la psicología
social sabemos que el prejuicio no es innato sino que se aprende en los primeros años de vida, por
lo tanto importantes serán las actividades que realicemos en la infancia en pos de modificar los
elementos afectivos, cognitivos y conductuales de los prejuicios. En la sala de clases los profesores
deben construir espacios de encuentro entre seres, saberes y prácticas y lejos de aumentar la
discriminación se debe utilizar la diversidad como un elemento de aprendizaje de las distintas
culturas e idiosincrasias lo que sin duda permitirá a todos ampliar sus horizontes de conocimiento,
reunir a los niños y hacer hincapié también en lo que comparten y no solo en sus diferencias nos
permitirá disminuir la segregación y aumentar la cohesión grupal. Esto supone un desafío de
mejora y adaptación del currículo a estas realidades.
La familia tiene un rol fundamental para evitar cualquier tipo de discriminación, importante el
lenguaje o los comentarios que se hacen en el hogar respecto a las personas extranjeras, estar
pendiente también de los comentarios que hacen los niños referentes a sus compañeros de
diferente nacionalidad , valorar explícitamente la diferencia como una oportunidad de aprendizaje
y mejora, incluir a los compañeros extranjeros en los cumpleaños o invitaciones a la casa, son
pequeños pasos que pueden ayudar a consolidar valores como la empatía, la tolerancia y el
respeto por otro ser humano.
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