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La cuarentena puede ser muy estresante para muchas familias, en especial cuando hay niños/as pequeños/as y en edad escolar.
La necesidad de movimiento de niños y niñas escolares; los niveles de estrés de las familias al estar todos juntos encerrados en la casa –en particular si existían conflictos previos de relación que empeoran con el encierro-. El espacio físico que tengan disponible, considerando el tamaño de la casa/departamento v/s el número de personas que permanece ahí. Si hay alguna persona enferma en la familia, hospitalizada o con riesgo vital, entre otras cosas, son variables a considerar que pueden empeorar el estrés familiar.
Desde el colegio puede haber una recarga en tareas y guías de estudio por una parte, y padres que dan mucho valor a lo académico, aumentando la exigencia en el trabajo escolar, por otra. Lo primero a considerar, es que los padres no son profesores de sus hijos/as, por lo tanto no tienen las herramientas pedagógicas para el proceso de enseñanza aprendizaje. Pueden apoyar en las tareas y desarrollar otras estrategias para estimular la curiosidad y la motivación a aprender, pero no deben exigirse a sus hijos -ni a sí mismos -, mantener un ritmo de aprendizaje igual que el del colegio. Los niños y niñas tambien aprender de otras formas, pueden aprender explorando y observando cosas cotidianas, por ejemplo crear objetos con materiales reciclados, plantar semillas y observar su germinación, hacer música, tomar el tiempo de ebullición del agua; preguntarse el por qué de las cosas y averiguar las respuestas (ejemplo: ¿por qué un huevo se pone duro al coserlo?; ¿por qué las cosas se caen al suelo?).
El estrés familiar asociado al encierro de la cuarentena puede expresarse con cambios de humor, irritabilidad; presentar cambios en el estado emocional y funciones cognitivas como atención, concentración y memoria, cambios en los ritmos de sueño y vigilia en los pequeños de la casa. Las recomendaciones van primero, por identificar si estos cambios de humor y alteraciones son esporádicas, o si se van haciendo permanente y se intensifican. Si es así, se recomienda consultar a un especialista.
También se recomienda ser flexibles respecto a las actividades escolares, en tanto sean periodos cortos (máximo 45 minutos), en espacios tranquilos, una materia a la vez, en un par de lapsos durante el día. Nunca intentar igualar la jornada escolar en la casa.
Si hacer las tareas es otro factor de estrés familiar en estas circunstancias, -es decir, empeoran la relación padres/ hijos/as- entonces, priorice la relación con sus hijos, mantenga sano el vínculo afectivo, por sobre el rendimiento escolar. Ya habrá tiempo para aprender los contenidos, pero el vínculo afectivo entre padres e hijos es más difícil de reparar después y deja efectos negativos a corto y largo plazo.
Otra idea para mantener el equilibrio en la familia es establecer límites claros, por ejemplo, si es posible, adaptar espacios físicos para que cada miembro de la familia pueda estar algunos momentos a solas; no usar el dormitorio para trabajar, sino otras áreas de la casa, como el comedor en horarios adecuados. Establecer una rutina, que incluya levantarse, bañarse todos los días, mantener horarios de las comidas; intercalar horarios de trabajo con tiempos de ocio y de actividades que involucren movimiento físico, por ejemplo bailar, saltar; respetar las horas de sueño; limitar el uso de pantallas previo a la hora de dormir.
La resiliencia familiar consiste en la capacidad de la familia de salir fortalecida tras una crisis. Uno de los factores que se ha comprobado empíricamente, que permite el desarrollo de resiliencia familiar, es tener actividades de juego en familia. Juego en los cuales se vean las caras, compartan la diversión y risas. Por ejemplo juegos de mesa, bachillerato, adivinar películas, bailar, crear juegos con material reciclado, cocinar de manera entretenida. Si bien es importante el juego y la diversión, también es importante el tiempo de reposo, ocio y silencio. Y lo más importante, el bienestar de los padres se refleja en relación con sus hijos e hijas, por eso cuídate, respira profundo, ármate de paciencia, respeta los tiempos y los ritmos personales, pasa tiempos cortos a solas y otros comparte con ellos y prioriza el vínculo amoroso con ellos/as.

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